Autor: Luis de Sola Jurado
Profesor
A eso de las siete y media
comienza el día quien escribe.
Una ducha, el desayuno
y antes de salir, vestirse.
Me asomo por la ventana
para ver si hace frío
en cuyo caso sin duda
lo mejor es el abrigo.
Normalmente voy andando,
me gusta dar un paseo,
me cruzo con mucha gente
y niños de otros colegios.
Al llegar me subo a clase,
enciendo el ordenador,
abro los libros de texto
y repaso la lección.
Casi siempre Andy Rendell
es el primero que llega.
Me saluda, ¡buenos días!
y se dirige a su mesa.
Después vienen los que están
en el aula matinal.
Ale me dice ¡qué pasa!,
yo contesto, ná de ná.
En el quicio de la puerta
apoyada está Lucía
porque de los otros sextos
quiere ver a sus amigas.
Y así van llegando todos
hasta completar aforo,
que no se completa nunca
porque falta uno u otro.
Se van formando corrillos
alrededor de las mesas.
Les tengo que regañar
¡que nos van a dar y media!
De Lengua o de Matemáticas
corregimos las tareas,
hacemos más ejecicios,
aprendemos cosas nuevas.
Unos lo pillan al vuelo,
otros miran a las moscas,
y si no hay moscas, al lápiz,
y si no hay lápiz, la goma.
Cuando termino mis clases
me bajo a Secretaría
donde maneja el cotarro
la buena y sin par María.
Pero sigo viendo a niños,
su presencia es continua,
o vienen a por papel
o les duele la barriga.
La barriga o la cabeza
o la punta de los pies,
el caso es que están malitos
¡me vengan a recoger!
El día puede ser tranquilo
mas casi siempre se tuerce.
Que si una cisterna rota,
que si un árbol que florece.
O fallan las fotocopias
o está mal un expediente,
¡no va el equipo de música!
¡¡hay que ir al banco urgente!!
Al acabar la jornada
vuelvo a darme mi paseo.
Vuelvo a cruzarme con gente
y niños de otros colegios.
Suelo ir oyendo música
y así me voy relajando,
paso a paso, nota a nota
¡alguna vez hasta canto!
Cuando llego a mi casa...
Bueno, eso ya es otro tema.
Puede que un día de estos
haga sobre ello un poema.
Y así transcurre la vida
día a día, mes a mes, año a año.
Es todo pura rutina...
¿Algo bueno o algo malo?
Profesor
A eso de las siete y media
comienza el día quien escribe.
Una ducha, el desayuno
y antes de salir, vestirse.
Me asomo por la ventana
para ver si hace frío
en cuyo caso sin duda
lo mejor es el abrigo.
Normalmente voy andando,
me gusta dar un paseo,
me cruzo con mucha gente
y niños de otros colegios.
Al llegar me subo a clase,
enciendo el ordenador,
abro los libros de texto
y repaso la lección.
Casi siempre Andy Rendell
es el primero que llega.
Me saluda, ¡buenos días!
y se dirige a su mesa.
Después vienen los que están
en el aula matinal.
Ale me dice ¡qué pasa!,
yo contesto, ná de ná.
En el quicio de la puerta
apoyada está Lucía
porque de los otros sextos
quiere ver a sus amigas.
Y así van llegando todos
hasta completar aforo,
que no se completa nunca
porque falta uno u otro.
Se van formando corrillos
alrededor de las mesas.
Les tengo que regañar
¡que nos van a dar y media!
De Lengua o de Matemáticas
corregimos las tareas,
hacemos más ejecicios,
aprendemos cosas nuevas.
Unos lo pillan al vuelo,
otros miran a las moscas,
y si no hay moscas, al lápiz,
y si no hay lápiz, la goma.
Cuando termino mis clases
me bajo a Secretaría
donde maneja el cotarro
la buena y sin par María.
Pero sigo viendo a niños,
su presencia es continua,
o vienen a por papel
o les duele la barriga.
La barriga o la cabeza
o la punta de los pies,
el caso es que están malitos
¡me vengan a recoger!
El día puede ser tranquilo
mas casi siempre se tuerce.
Que si una cisterna rota,
que si un árbol que florece.
O fallan las fotocopias
o está mal un expediente,
¡no va el equipo de música!
¡¡hay que ir al banco urgente!!
Al acabar la jornada
vuelvo a darme mi paseo.
Vuelvo a cruzarme con gente
y niños de otros colegios.
Suelo ir oyendo música
y así me voy relajando,
paso a paso, nota a nota
¡alguna vez hasta canto!
Cuando llego a mi casa...
Bueno, eso ya es otro tema.
Puede que un día de estos
haga sobre ello un poema.
Y así transcurre la vida
día a día, mes a mes, año a año.
Es todo pura rutina...
¿Algo bueno o algo malo?
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